Platense sacó cuatro veces del medio el domingo en el Monumental y la imagen era repetida: incluso antes de que pitara cada reanudación Rey Hilfer, Maximiliano Salas estaba lanzado, con un pie en campo adversario, para salir corriendo como un loco a presionar. El video de MS fajándose con los centrales del Calamar, repiqueteando hasta llegar a Cozzani para forzar el pelotazo largo o el error en la salida rival y yendo al piso hacia los laterales para bloquear el primer pase del fondo se hizo viral en las últimas horas en las redes sociales de los hinchas de River. Por algo es: por contraste con las últimas versiones del CARP, Salas se destacó mucho con ese sacrificio, en ese trabajo como el primer defensor que no le impidió ser también clave en ofensiva, con buenos desmarques, descargas top (una terminó en su propio gol) y situaciones creadas jugando la mayoría de su partido debut como punta de lanza de un 4-3-3.
Acaso la posición que le asignó en un principio Gallardo tenga más que ver con la influencia que puede tener allí en la presión alta que en sus propias cualidades de centrodelantero. Y tiene sentido: el correntino de 27 años encarna mucho de lo que MG buscó siempre imprimirles a sus equipos: intensidad, hambre o, como el propio técnico eligió de su diccionario, “energía”. “Renovar la energía” fue lo que contestó el Muñeco a la pregunta sobre sus criterios de búsqueda: un eufemismo para explicar la premisa que tuvo esta vez como política de mercado fue la de traer futbolistas con hambre de gloria después de un par de ventanas en las que se llenó de consagrados, incluidos campeones de América y del mundo.
Salas (como Portillo y Galarza Fonda, que quedaron al borde de firmar sus contratos) encarna esa figura como alguna vez fueron los Pisculichi, Pinola, Scocco, Suárez y más, y no sólo eso: la expectativa del cuerpo técnico es, también, que contagie a un River que hace más de un año parece jugar con la panza llena, aburguesado futbolísticamente, con lo ganado. No fue casual, en ese sentido, ver cómo en su presentación el #7 arengó y dio indicaciones desde el minuto uno a todos sus compañeros como si tuviera una pila de partidos con la Banda cuando contra Platense fue, de hecho, la primera vez en toda su carrera que pisó el césped del Monumental (no lo había hecho ni siquiera como rival). Claro, quedará después en Gallardo proyectar en qué posición utiliza a MS7 cuando ya tenga sus refuerzos y, especialmente, cuando tenga a diposición nuevamente a Sebastián Driussi: una posibilidad es que llegado ese caso el entrenador opte por formar una delantera con Colidio y Salas bien arriba para la presión (son los dos futbolistas más capacitados físicamente para la función) con el Gordo flotando en el centro, entrando y saliendo como un falso nueve.
En Estados Unidos, antes de los duelos con Rayados e Inter que marcarían el temprano adiós de River del Mundial de Clubes, el técnico decía que todavía no tenía los jugadores ideales para imprimirle a su obra esa primera presión que otras veces ejercieron Mora, Borré, Álvarez o que más cerca en el tiempo encarnó Beltrán. Ahora Salas es ese futbolista, el que va primero al arquero, luego al central y luego al lateral. El que contagia al resto: Max Power.
El video viral de Salas presionando defensores de Platense
River Plate –
Salas exigiendo rivales con voracidad en su estreno en River
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