La peor cara del socialismo uruguayo ya no está: murió José Díaz

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Con la muerte de José Díaz, la izquierda uruguaya pierde a otro de sus históricos referentes y la sociedad tiene una nueva oportunidad para recordar el legado de dirigentes que atentaron contra la democracia.

Al igual que José Mujica, Díaz cultivó la imagen de ser un “sensible luchador social” mientras encarnaba una ideología criminal, esa que desprecia el orden democrático cuando este no se ajustaba a sus objetivos.

Paralizaba la educación en nombre de la revolución

Se describía como un “socialista silvestre”, es decir, un joven que, desde sus años estudiantiles, absorbía sin reflexión crítica los dogmas de la izquierda, convencido de que la pobreza se combatía destruyendo las libertades individuales.

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Su militancia comenzó en gremios estudiantiles, desde los cuales promovió huelgas que no defendían tanto la educación como su proyecto político.

Ya en su juventud, Díaz participó activamente en la creación de la Federación de Estudiantes del Interior y luego en la Federación de Estudiantes Universitarios Uruguay (FEUU).

No sorprende que luego fuera pieza clave en la fundación del Frente Amplio y que reconociera haber “dejado la vida” por su causa. En realidad, dejó la vida de muchos uruguayos atrapados en la delincuencia, pero también muertos por su criminal revolución.

El socialista clandestino que soñaba con la Cuba de Fidel

Contrario a la imagen que los frenteamplistas salen a vender, Díaz no fue un político pacífico y mucho menos un referente ético. En los años 60 dirigió un Partido Socialista ilegalizado, del cual mantuvo el control durante siete años en la clandestinidad.

Su discurso rememoraba con nostalgia esa época en que el socialismo uruguayo admiraba a la revolución cubana y coqueteaba con la lucha armada.

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José Díaz participó en la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en La Habana, acompañado por Wilson Daniel Gargano —exembajador de Uruguay en Cuba y Venezuela—, donde durante las décadas de 1960 y 1970 los movimientos de izquierda latinoamericanos discutían y promovían la lucha armada como vía para la revolución.

Su cercanía a Vivian Trías, exsecretario general del Partido Socialista y conocido por haber sido espía rentado para el servicio de inteligencia del régimen comunista de Checoslovaquia, confirma su compromiso con la causa socialista internacionalista.

Un ministro del Interior completamente fracasado

Su paso por el Ministerio del Interior, entre marzo de 2005 y mayo de 2007, fue coherente con su trayectoria previa: desprecio por el orden, vista gorda con el delito y una lectura infantil de la criminalidad.

Promovió con entusiasmo la Ley de Humanización del Sistema Carcelario, que permitió la liberación anticipada de cientos de presos —bajo el supuesto de que el trabajo y el estudio los reintegrarían a la sociedad— que terminaron reincidiendo y, por consiguiente, disparando la inseguridad nacional.

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Para él, el delito era siempre producto de una sociedad injusta, no de decisiones individuales. El criminal merecía comprensión.

¿el ídolo de Carlos Negro?

La interpelación parlamentaria de octubre de 2006 expuso la crisis del Ministerio del Interior bajo José Díaz: favoritismos, irregularidades administrativas y falta de control sobre la Jefatura de Policía de Maldonado. Legisladores denunciaron una “situación de extrema gravedad” y forzaron su comparecencia.

Lejos de asumir responsabilidades, Díaz provocó indignación al describir la seguridad en Maldonado como “paradisíaca” en comparación con ciudades como Mar del Plata o Florianópolis. Su ineptitud dejó a una zona clave para el turismo nacional convertida en epicentro de la inseguridad pública.

| Redacción

Lejos de completar el mandato, Díaz renunció en mayo de 2007, apenas dos años después de asumir, dado que su gestión había sido duramente cuestionada por la ineficacia frente a la inseguridad y por el impacto negativo de su política carcelaria.

Turbio hasta el último momento

La decadencia final de la figura de José Díaz se vio reflejada cuando, en diciembre de 2024, lo vincularon con Martín Mutio: un narcotraficante condenado a 15 años de prisión por exportar 4,5 toneladas de cocaína a Alemania entre 2019 y 2023.

José Díaz representó la peor cara del socialismo uruguayo. El 13 de mayo, el Frente Amplio perdió al exterrorista José Mujica. Ahora, a otro de sus referentes históricos. A los uruguayos de bien se les allana el camino: se necesitan dirigentes que respeten la vida, la libertad, la ley y el trabajo honesto.

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