Franco Colapinto se hace camino al acelerar en la selva que es la Fórmula 1. El argentino, que el fin de semana pasada hizo historia al sumar puntos en el circuito callejero de Bakú, volvió a mostrar su talento y sus ganas de permanecer en la categoría apenas iniciado el Gran Premio de Singapur en el complejo y caluroso trazado de Marina Bay.
El argentino pisó a fondo su Williams una vez que se apagaron los semáforos y, a fuerza de coraje y de errores ajenos, sobrepasó a tres autos para pasar del duodécimo lugar que había conseguido en la clasificación al noveno lugar. Sí, se metió en el top ten en la primera vuelta. Impresionante maniobra que se hizo viral inmediatamente.
Su salida, por la parte sucia de la pista, asombró a propios y extraños. Y también enojó un poco a su compañero de equipo, el tailandés Alex Albon, quien protestó por radio la movida de su coequiper. Fue impotencia del asiático, que había caído al 15° puesto y poco tiempo después, tras un paso por boxes, tuvo fallas con su coche y debió abandonar.
La largada asombrosa de Colapinto tuvo un beneficiado. Fue Sergio Checo Pérez, quien siguió su huella y también escaló tres posiciones para quedar décimo por detrás del argentino. El mexicano, con su auto más potente, quedó a tiro del argentino y, cuando se habilitó el DRS, lo persiguió durante un par de giros para sobrepasarlo.
De hecho, su ingeniero le decía por radio que aprovechara los problemas de adherencia del Williams para tratar de ganar la posición.
A eso fue Checo. Pero no pudo. Intentó pero nunca pudo darle alcance a Colapinto. Tanto fue así que el hombre de Red Bull, luego de empezar a retrasarse, se rindió a los pies del argentino.
«Es muy bueno Colapinto, difícil de pasar», aseguró Pérez, que no encontraba la manera de superarlo. A esa altura, antes de que empezar el desfile por los boxes para el cambio de neumáticos, Franco seguía noveno y el mexicano, décimo pero a más de tres segundos.