Debo reconocer que hasta el día de ayer nunca me había detenido particularmente en la figura del señor Osvaldo Bayer. Tampoco sé hoy nada en particular sobre su obra más allá de la relevancia que alcanzara con La Patagonia Rebelde. Entiendo que esta obra ha sido la razón central que llevara a levantar un monumento en su memoria.
Pero dicho lo anterior la imágen de una pala mecánica derribando esa obra -horrible a mi gusto desde un punto de vista estético- me ha parecido un acto de retorno a un pasado particularmente inútil y estúpido.
Dicen que el Príncipe Talleyrand le dijo a Napoleón luego que en un rapto de furia este mandara a fusilar a un noble italiano: » Señor, esto que ha hecho es mucho peor que un crimen, es un error«.
Esto no les gusta a los autoritarios
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El «estratega del cambio cultural » que ordenó tirar abajo ese monumento ha logrado varias cosas con un solo movimiento: I) hacerle recobrar vigencia al escritor en cuestión, II) llevarnos a preguntar sobre su obra, III) investigar las razones por las que una comunidad decidió homenajearlo y, por fin IV) querer averiguar quién fue el responsable que dio semejante orden de derribo
La historia argentina está demasiado llena de hechos de este tipo en los que siempre aparece un alma fundacional que reniega del pasado o pretende reconfigurarlo a su gusto. En general a gusto de una ignorancia supina.
El sindicato de trabajadores de Vialidad nacional pidió perdón por destruir el monumento a Osvaldo Bayer
Derribamos la residencia de Rosas porque ahí había vivido Rosas, Derribamos la Residencia Presidencial de Palermo porque ahí había vivido Perón. Aunque la ley obliga a poner en la Casa Rosada los bustos de los ex presidentes, cada tipo que llega al sillón de Rivadavia pone y saca según su gusto. Todo un disparate.
En esto Uruguay es un ejemplo interesante: los cuadros y decorados de cada oficina pública relevante son decididos y votados por las Cámaras. Nadie pone o saca a Artigas por que le guste más o menos o porque su tatarabuelo tuvo un duelo con no se quien. No. La historia es la que es y no se niega. No se derriba.
El mundo está lleno de ejemplos similares.
Volviendo al caso Bayer ninguna crítica particular tengo respecto al pobre operador de la pala mecánica. Pero creo que es necesario saber quién ha sido el inutil que dio la orden porque, como dijo Talleyrand, esto ha sido mucho peor que un crimen; ha sido un error.
Y ya va siendo hora que la política facture y cobre a favor de la sociedad tanto crímenes como errores.
(*) Mario Terzano es presidente de Radio Cultura