La misión en Letonia es uno de los despliegues internacionales más importante de las Fuerzas Armadas, especialmente, si se tiene en cuenta el material y los medios enviados al país báltico para reforzar el flanco este de la OTAN: tanques Leopard 2E, vehículos de combate Pizarro y unidades de transporte acorazado M-113. Ante tal exhibición de medios mecanizados, no es de extrañar que un gran número de los 600 soldados españoles comprometidos con esta operación sean mecánicos dedicados a mantener y reparar cualquier desperfecto que puedan sufrir los carros. Sin embargo, al hacerlo, estos militares ponen en riesgo su salud.
De acuerdo a la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME), el Ministerio de Defensa ha proporcionado al personal destinado a estas tareas equipos y materiales de seguridad inadecuados, que no protegen a los efectivos de los riesgos a los que se exponen al momento de interactuar con estos vehículos que, en el caso de los Leopard, superan las 60 toneladas de peso. Entre las principales reclamaciones, desde ATME apuntan a botas y monos de trabajo que no son aptos para el clima frío, como el que se vive en el crudo invierno letón, o guantes diseñados para labores de albañilería, distintos a los que precisa un mecánico.
“Los tapones auditivos, imagínate el sonido ensordecedor con los vehículos dentro de los talleres, son de espuma de un solo uso, cuando tendrían que tener cascos que protejan del ruido tan fuerte, que luego resiente la audición de los soldados”, detalla a Infobae España Marco Antonio Gómez, presidente de ATME. De igual manera, Gómez asegura que a los efectivos desplegados en Letonia se les ha hecho firmar un documento en el que consta que se les ha suministrado gafas protectoras -muy necesarias para prevenir, por ejemplo, cualquier incidencia con esquirlas metálicas- pero estas hasta el momento no les han sido realmente proporcionadas. “Estamos muy preocupados”, afirma el presidente de ATME, asociación que ha pedido al departamento de Margarita Robles que solvente esta situación lo antes posible.
Sin embargo, el mayor riesgo al que están expuestos los militares españoles desplegados en la ciudad letona de Adazi, a unos 20 kilómetros de Riga, está relacionado con las falencias en los talleres donde se llevan a cabo las tareas de mantenimiento de los tanques y vehículos del Ejército. Estos, según denuncian desde ATME, presentan fallas en su sistema de ventilación, por lo que los efectivos trabajan en instalaciones llenas de humo.
“El sistema de extracción no funciona y tienen que estar con las naves abiertas en pleno invierno. Los mecánicos se están asfixiando, están respirando continuamente monóxido de carbono”, lamenta Gómez. “La gente está con vómitos, dolores de cabeza, náuseas y problemas respiratorios”, detalla.
En este sentido, el titular de ATME, asociación que defiende los derechos de la escala más baja y numerosa de las Fuerzas Armadas, acusa al Ministerio de Defensa de “no hacer ningún caso a la prevención de riesgos laborales”, sobre todo en misiones coma la de Letonia. «Esto en cualquier empresa estaría abocado a un expediente sancionador y se llevarían por delante a cualquiera, pero parece que en el Ejército, como somos soldados, tenemos que aguantarlo todo“, reprocha Gómez.
El malestar entre los soldados desplegados en aquel país también se debe a cuestiones económicas, dado que el personal sufrirá un recorte significativo en los complementos salariales que perciben por participar en una operación internacional. “Se iba a cobrar un importe según la dieta que corresponde a la misión de Letonia, pero ahora, por una nueva orden ministerial, lo van a encuadrar dentro de las dietas de la misión de Eslovaquia. Esto supone entre un 15% y un 30% menos de sueldo”, explica el presidente de ATME.