El Gobierno se prepara para un verano de definiciones clave en su política económica, con el objetivo de estabilizar la economía, mantener la paz cambiaria y profundizar la baja del nivel de precios. Una de las medidas más esperadas es la baja de la tasa de devaluación del dólar.
El Gobierno ha prometido reducir aún más la inflación y que esta tienda a cero. Hasta ahora, el dólar ha tenido una suba del 2% mensual, por detrás de los precios, después de la devaluación en diciembre que hizo saltar el dólar un 118% y provocó un fogonazo inflacionario.
Ahora, se evalúa un menor ritmo de aumento. Si la inflación se mantiene alrededor del 2,5%, se podría bajar el crawling peg al 1%. Además, se espera la eliminación del pago a cuenta del impuesto PAIS, lo que presionaría a la baja sobre los precios en diciembre y enero.
El presidente Javier Milei ha ratificado que trabaja en un nuevo programa con el FMI y con un grupo de bancos para obtener fondos frescos que permitan levantar el cepo en 2025, aunque sin fijar una fecha específica.
Las reservas netas son negativas en US$ 4.000 millones y se estima que se necesitan entre US$ 15.000 y US$ 20.000 millones para financiar la deuda en dólares. El Gobierno ya tiene cubiertos los pagos por US$ 4.500 millones del próximo 9 de enero.
En línea con la baja de la inflación, el Banco Central redujo la tasa de interés la semana pasada del 2,9% al 2,6% mensual. La desaceleración del ritmo de devaluación es clave para sostener el «carry trade», es decir, el ingreso de dólares de los exportadores y los menores pagos de importadores para colocarse en pesos, lo que a su vez le permite al Banco Central comprar divisas.
Tarifas
La idea del Gobierno es seguir reduciendo la tasa de interés en la medida que la inflación siga bajando, aunque los bancos piden una «corrección» para atender la mayor demanda de pesos. El Gobierno también está evaluando ajustes en las tarifas de servicios públicos.
La reducción de subsidios y la actualización de tarifas son medidas necesarias para reducir el déficit fiscal y mejorar la eficiencia en el uso de los recursos. Sin embargo, estos ajustes deben ser cuidadosamente planificados para evitar un impacto negativo en el poder adquisitivo de los consumidores y en la competitividad de las empresas.
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