17/11/2025 21:35hs.
Dijo Marcelo Gallardo el domingo, después de otra decepcionante actuación de River, que hace rato que su equipo está buscando el partido en el que hacer un click para barrer con tanta negatividad, que pudo ser el superclásico, que pudo ser unos minutos antes ante Vélezen Liniers… No fue ninguno de ellos. Tendrá que ser, entonces, Racing.
Gallardo ya piensa cómo plantearle el partido a Costas. Foto Marcelo Carroll
River necesita un game changer urgente. Pasar a jugar un nuevo torneo eliminatorio tal vez lo sea: un triunfo que corte el sangrado en un mano a mano se presenta en ese sentido como una oportunidad. Y en ese contexto, que el rival de los octavos de final del Clausura sea ni más ni menos que la Academia y no un equipo de menor jerarquía puede advertirse como una buena noticia: el efecto de una eventual victoria ante el club argentino que mejor representó internacionalmente al país en los últimos años, y con una coyuntura que elevó la temperatura dentro y fuera de la cancha con los de Gustavo Costas, promete tener mayor alcance por peso específico que cualquiera de las otras opciones que podían tocarle al CARP (Unión, Barracas, Central Córdoba).
La llave de los octavos de final
Claro, la dificultad también será mayor para un equipo que ganó dos partidos de los últimos 12, que ya lleva 382 minutos consecutivos sin convertir y que ahora se medirá, por ejemplo, ante un Facundo Cambeses que acumula 11 vallas invictas en sus últimos 13 juegos incluso a pesar de la tremenda cantidad de bajas que acumula en este tramo la Acadé (Pardo, Zaracho, Sosa, Torres, Vietto, Rojo, Vergara y Nacho Rodríguez están descartados por lesiones y Almendra, Nardoni y Balboa, en duda). En cualquier caso, es lo de menos para un River que desde hace rato juega contra sí mismo un partido que siempre pierde.
River viene de empatar ante Vélez. Foto Marcelo Carroll
Algo tendrá que cambiar más allá de lo que representa de por sí el duelo con Racing para que el CARP, como pide el Muñeco, recupere la memoria: contra Vélez tuvo apenas un espasmo de diez minutos que rápidamente se perdió en la medianía del cero y que terminó desdibujándose hasta terminar con una versión inédita de un equipo que entre referentes que dieron la cara, juveniles que todavía están verdes y otros futbolistas que siguen dramáticamente en deuda pareció no entender lo que se jugaban. Sin ideas, River ni siquiera empujó para buscar un triunfo en este escenario en el que está al borde de no jugar la Libertadores del año que viene. Una CL a la que solo entrará de forma directa en fase de grupos si sale campeón del Clausura y a la que podría acceder en repechaje si Boca, Central o Argentinos dan la vuelta o si Lanús mete doblete y gana la Sudamericana y el torneo doméstico.
River está al borde de no jugar la Libertadores que viene. Foto Marcelo Carroll
Por lo demás, el cruce con la Academia ya empezó a jugarse inmediatamente después de que quedara definida la llave: por el recibimiento vs. Flamengo, Aprevide sancionó a Racing con tres partidos como local sin público en el Cilindro y recién va uno, pero la rosca diaria del fútbol argentino puede revertir el fallo, algo que desde Núñez consideran un precedente negativo para futuras decisiones similares. Es apenas el primer round de un clásico que sumó demasiado morbo este semestre desde la traumática ejecución de la cláusula de Maxi Salas, con declaraciones cruzadas entre las dirigencias, con el caso Quintero y el pacto de caballeros que rápidamente perdió vigencia y con el antecedente fresco del choque de cuartos de final de la Copa Argentina en Rosario que terminó con un clima caliente, y no tanto por la participación de MS, que no gritó el gol del triunfo, sino más bien por el ida y vuelta picante con Marcos Acuña: lo que desde RC se leyó como una provocación del Huevo por hacer jueguitos en los últimos minutos del 1-0 derivó en el tumulto final, con el condenable escupitajo de Balboa al campeón del mundo y hasta el cruce de Gallardo con los hijos de un Costas al que le dura el efecto Salas: “Empezamos a estar mal este año cuando el otro club que no quiero nombrar, que no es el de al lado, nos lastimó mucho en la pretemporada. Nos dividieron…”, dijo el deté tras el 1-0 a Ñuls.
El festejo de River en Rosario tras vencer a Racing en Copa Argentina (prensa River).
La coyuntura hot deberá ser un incentivo para River en el intento por salir del pozo en el que se metió desde los cuartos con Palmeiras y que tuvo como único y efímero oasis, justamente, aquel duelo con Racing. Esta vez no hay mañana…
