Despertar de primavera no es de los musicales que se convirtieron en grandes hits alrededor del mundo, por más que en su paso por Broadway se haya llevado 8 premios Tony, incluyendo mejor obra musical. Y no suele tener muchas puestas porque es una obra más de nicho, con temática adolescente, que hace 15 años tuvo su estreno en la avenida Corrientes y que ahora, por solo 10 funciones, sube a escena en el teatro Opera con Fer Dente, que fue uno de sus protagonistas, ahora como director.
Ya hablaremos de su puesta.
De Alemania, con rock y micrófonos
Spring Awakening es un musical con música de rock, pero que transcurre en el siglo XIX (la obra se basa en la pieza teatral de Frank Wedekind), y los intérpretes, cuando no se hablan entre ellos apelan, en vez de al micrófono corbatero, al micrófono de mano que sacan de algún bolsillo o doblez de sus vestidos.
Esa dicotomía o dualidad, que contrasta o enfrenta las dos épocas, viene de la puesta original.
Despertar de primavera quiso, hace casi 20 años, cuando estrenó en el Off Broadway primero, y saltó a Broadway en 2006, volver a atraer al público joven al musical -como Rent– cuando allí, se sabe, las propuestas son para espectadores más adultos, precio de las localidades mediante.
Despertar y abusos sexuales
Spring Awakening aborda una temática principal, pero no únicamente, adolescente, como el despertar sexual, más el maltrato familiar y el abuso sexual. También pasa por el aborto y el suicidio adolescente, pero con un lenguaje adulto.
O sea, presenta escenas, situaciones y diálogos adultos. El musical trata estos temas, y pone más en tela de juicio el accionar de los mayores que, en vez de interpretar los deseos y sentimientos de los protagonistas jóvenes, cuando a sexo se refiere, tratan de dominarlos, censurarlos y hasta deshumanizarlos.
Los alumnos del colegio son lo central, con Wendla, Melchior y Moritz asumiendo los roles más protagónicos. La primera se enamora del segundo, y las cosas no terminan como en un cuento de hadas, de ahí que ésta no sea una comedia musical sino un drama musical.
El crecimiento de Fer Dente
Fer Dente está creciendo como director de musicales, eso es evidente. No es ciertamente lo mismo su puesta de Despertar de primavera que la de Heathers o la de Rent, con la que tiene más puntos en común. Si con Rent se ceñía más a lo que mostraban las versiones originales, aquí se la juega, y mucho.
No hay bancos ni sillas, como se la escenifica tradicionalmente, sino un dispositivo escénico central, que gira, con escaleras y tobogán de un lado, distintos niveles en otro, lo que posibilita que los intérpretes suban y bajen, y hasta una puerta interior.
Y no copió más que los saltitos que venían de origen y que, si la memoria no nos falla se intensificaban aún más en la versión de Cris Morena en el teatro Astral hace quince años.
La iluminación que eligió es casi enteramente con luz blanca -con algún tono cremita al final-. No hay luces de colores, ni azules ni rojas, porque el tono que eligió es decididamente gris. Los alumnos llevan pantalón corto y medias largas y hasta rodilleras. Los adultos (Vanesa Butera e Iñaki Agustín asumen todos los roles) visten de rojo u ocre: Dente decidió darles el color que privo a sus protagonistas, en una decisión fortalecida por la igualdad.
Una clave del distanciamiento que la obra puede tener con la platea es el momento en el que transcurre, a fines el siglo XIX en una localidad alemana. Que Wendla vaya a ser tía por segunda vez y no tenga la menor idea de cómo se engendra un hijo, y que pida a su madre que explique cómo es, está a muchos años de distancia de lo que pasa con los adolescentes de hoy. La evolución de las relaciones entre padres e hijos, y profesores y alumnos hacen que algunas situaciones se vean con una distancia considerable.
Despertar de primavera no es Relaciones peligrosas, y si el texto no llega a tener momentos conmovedores es algo que la puesta trata de suplir con sus propias y mejores armas. Las ropas colgadas de perchas, cada una con un foco de luz propia, que descienden desde lo alto, es un hallazgo.
«Bla bla bla bla bla bla bla bla…»
El musical tiene dos canciones que se han popularizado, que son Mama Who Bore Me, que canta Wendla, la protagonista femenina, y el tema que es como el leit motiv de la obra, Totally Fucked, (el de bla bla bla bla bla bla bla bla) que canta todo el elenco luego de que Melchior, el protagonista masculino, confiese que escribió lo que escribió (no vamos a spoilear nada).
Los tres intérpretes protagónicos se lucen, en especial Octavio Murillo y Trini Montiel (Melchior y Wendla), ambos sin la experiencia que sí tiene Tomás Wickz (Moritz). Y atención a Paz Gutiérrez, que encarna a Ilse, la joven que sufre abuso. Cuando tiene su momento, no lo desaprovecha y tiene una presencia escénica casi abrumadora. Pero todo el elenco está realmente muy bien.
En síntesis, la puesta es mejor que la obra, como las coreografías de Vanesa García Millán, y los intérpretes lo dan todo.
“Despertar de primavera”
Buena
Libro y letra: Steven Sater. Música: Duncan Sheik. Dirección: Fer Dente. Con: Octavio Murillo, Trini Montiel, Tomás Wickz, Paz Gutiérrez, Vanesa Butera, Iñaki Agustín. Sala: Opera. Ultimas funciones: 25, 26 y 27 de julio y 2 de agosto. De: $22.000 a $80.000.