En un contexto económico que obliga a hacer «números finitos», el sector de frutas y verduras atraviesa uno de los momentos más delicados del año. Las ventas están frenadas, los precios por el piso y los costos fijos, desde impuestos hasta servicios, se mantienen intactos. Así lo describe Raúl Romero, presidente de Mercoop (Mercado de Abasto Córdoba), quien detalla cómo una serie de factores se combinaron para saturar el mercado interno y debilitar la rentabilidad de toda la cadena frutihortícola.
«Un modelo policial que data del año 1870»: el trasfondo estructural detrás del escándalo en la Policía Caminera
Uno de los principales motores de esta caída de precios es la sobreoferta de productos. «Tuvimos un verano benévolo, con mucha lluvia y agua, lo que generó una gran producción. Esa abundancia de frutas y verduras excede la demanda y presiona los precios a la baja», explica Romero. En paralelo, los datos de inflación acompañan esta percepción: el rubro frutihortícola fue uno de los pocos que arrojó cifras negativas entre abril y mayo.
Los ejemplos son claros. Una bolsa de papa se consigue entre 4.000 y 5.000 pesos. El kilo de tomate ronda los 600 pesos. Y los cítricos como la mandarina, el limón o la naranja están «muy baratos». En el caso del limón, Romero asegura que su precio cayó más de un 300% desde enero. «Pero somos noticia solo cuando estos productos suben», agrega con ironía, aludiendo a la sensibilidad que tienen dentro de la canasta de consumo.
Y no se puede exportar
Otro punto crítico es la falta de políticas que permitan canalizar el excedente productivo hacia otros mercados. «El 80% de nuestra producción no cumple con los estándares de calidad para exportarse. Hace falta una reconversión que no se ha dado desde hace muchos años», advierte. Esta falta de salida externa recarga el mercado interno y termina hundiendo los precios por debajo de los costos de producción.
El panorama se complica aún más con la importación de productos a precios muy bajos. Bananas bolivianas, por ejemplo, ingresan a razón de 2 kilos por 1.500 pesos. «Este nuevo sistema económico, con una importación más aceitada, hace que cuando falta mercadería nacional, en vez de subir el precio, entren productos de afuera que lo aplastan aún más«, lamenta Romero.
Ola polar en Córdoba: la Provincia extendió la medida y un meteorólogo avaló la suspensión de clases
A todo esto se suma el factor estacional: el invierno históricamente es una época de bajo consumo de frutas y verduras. «El frío no es nuestro mejor aliado», dice el dirigente. Además, adelantó que las heladas afectarán seguramente la producción de verduras de hoja (espinaca, acelga, lechuga), lo que podría generar nuevas subas de precios en los próximos días.
«El consumidor se beneficia con precios bajos, pero al productor y al verdulero no le cierran los números. Estamos haciendo un esfuerzo enorme para cuidar nuestra gente y sostener el empleo«, concluye Romero