Las criptomonedas son activos digitales que han ganado protagonismo en los últimos años debido al interés creciente de los mercados, empresas y algunos gobiernos. Esta tecnología, basada en blockchain, ha impulsado nuevas formas de intercambio y ahorro que se desarrollan fuera del sistema bancario tradicional. Si bien la adopción ha sido progresiva y aún enfrenta desafíos regulatorios y de volatilidad, las criptomonedas se posicionan como una alternativa de inversión y reserva de valor en diversos contextos económicos.
Entre los factores que han contribuido al crecimiento de estos activos digitales se encuentra su progresiva aceptación institucional. En determinados casos, algunos países han optado por reconocerlas como moneda de curso legal, lo que ha generado una mayor visibilidad internacional. Sin embargo, este fenómeno también ha estado acompañado de crisis como el llamado «criptoinvierno», un período de baja generalizada en los precios que evidenció su alta volatilidad y generó cuestionamientos sobre su sostenibilidad a largo plazo.
A pesar de estas fluctuaciones, el interés por las criptomonedas continúa. Tanto inversores minoristas como grandes firmas financieras han comenzado a incluirlas en sus carteras, con expectativas que van desde la diversificación hasta la protección frente a escenarios inflacionarios. La facilidad para adquirir monedas virtuales ha sido otro elemento clave en su expansión. Las transacciones se realizan a través de billeteras digitales —también llamadas wallets— que permiten almacenar y transferir estos activos sin necesidad de intermediarios bancarios. Dado que no existen en formato físico, las criptomonedas son completamente gestionadas en entornos digitales.
Cotización actual de las principales criptomonedas
A la fecha, varias de las monedas digitales más populares han mostrado leves variaciones en sus precios, aunque sin presentar cambios drásticos como los observados en periodos anteriores.
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Bitcoin (BTC) cotiza en 96.987,22 dólares, con una variación positiva del 2,95% en las últimas 24 horas.
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Ethereum (ETH), la segunda criptomoneda con mayor capitalización de mercado, registra un valor de 1.833,07 dólares, con un incremento del 2,19%.
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Tether (USDT), una stablecoin diseñada para mantener paridad con el dólar estadounidense, cotiza en 1 dólar, con un leve cambio del 0,01%.
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BNB, activo vinculado al exchange Binance, se ubica en 600,38 dólares, con una variación del 0,12%.
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Litecoin (LTC), una de las criptomonedas más antiguas en el mercado, muestra un precio de 89,02 dólares, con un aumento del 6,59%.
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Dogecoin (DOGE), popularizada por figuras públicas, cotiza en 0,18 dólares, con una variación del 5,29% en las últimas 24 horas.
Estas cifras reflejan un período de estabilidad relativa tras la fuerte caída de precios que se vivió en 2022, marcada por la salida de capitales, colapsos de plataformas y la quiebra de proyectos considerados sólidos.
Escenario posterior al «criptoinvierno»
Durante mayo del año pasado, el mercado de activos digitales atravesó un desplome significativo que afectó la confianza de los inversores. Este período, conocido como «criptoinvierno», estuvo caracterizado por la caída generalizada de precios, la desaparición de algunos proyectos y la exposición de riesgos financieros dentro del ecosistema cripto. Desde entonces, el mercado ha transitado hacia una etapa de menor volatilidad. Bitcoin, Ethereum y BNB han registrado movimientos de precio más moderados en comparación con ciclos anteriores. En agosto, por ejemplo, las principales criptomonedas mantuvieron variaciones de apenas un 2%, lo que sugiere cierta recuperación de la estabilidad.
En paralelo, se han producido desarrollos institucionales relevantes. Uno de ellos ha sido el anuncio de PayPal sobre su propia moneda digital: PayPal USD (PYUSD), una stablecoin respaldada por depósitos en dólares estadounidenses, bonos del Tesoro a corto plazo y otros activos equivalentes. Esta moneda podrá ser utilizada para transferencias entre billeteras digitales, tanto en plataformas centralizadas como descentralizadas, con el objetivo de integrarse al ecosistema de finanzas descentralizadas (DeFi) y a la llamada Web3. Otro hecho relevante ha sido el cambio de postura en algunos sectores regulatorios. En Asia, particularmente en Hong Kong, se ha comenzado a discutir una flexibilización de las restricciones que pesan sobre las criptomonedas, lo que podría traducirse en una reapertura al comercio y uso de estos activos en la región. Si bien no representa un cambio inmediato en las políticas de China continental, es un indicio de mayor tolerancia hacia esta tecnología financiera.
Carolina Gama, country manager de Bitget para Argentina, explicó que «el Bitcoin atraviesa un momento decisivo, con una subida acumulada del 3,8 % en los últimos dos días y cotizando actualmente en torno a los u$s 97.000».
«La ruptura de la resistencia en u$s96.000 refleja una combinación de factores técnicos y estructurales. Desde el punto de vista técnico, el RSI en 71 indica una condición de sobrecompra, lo que podría anticipar una corrección. Sin embargo, si el indicador se mantiene por encima de 70 con un volumen creciente, la tendencia alcista podría fortalecerse, con el BTC apuntando a la barrera psicológica de los u$s100.000, lo que podría ser un catalizador para un nuevo máximo histórico aún en este semestre», indicó Gama.
La country manager de Bitget para Argentina afirmó que «entre los factores estructurales, el optimismo está impulsado por entradas de u$s 4.000 millones en los ETFs de Bitcoin durante la última semana y por avances en la adopción institucional».
«Uno de los destaques es el anuncio conjunto de Visa y Mastercard, que ahora permiten pagos en BTC en más de 50 países a través de asociaciones con fintechs y plataformas cripto, facilitando la conversión y el uso de la moneda digital en el comercio minorista global. A esto se suman las expectativas de recortes en las tasas de interés en EE. UU., que favorecen a los activos de riesgo, y el uso creciente del Bitcoin como cobertura frente a la inestabilidad fiscal en las principales economías. Japón, por ejemplo, ha iniciado un programa piloto para remesas internacionales a través de Bitcoin, una señal más del avance de la criptomoneda como medio de pago y reserva de valor», añadió.
Criptomonedas: marco legal y adopción en América Latina
En América Latina, el tratamiento de las criptomonedas varía según el país. En México, por ejemplo, el Banco de México (Banxico) ha determinado que las instituciones que forman parte del sistema financiero formal no pueden utilizar ni ofrecer servicios vinculados con criptomonedas. Esta medida busca limitar el riesgo sistémico y preservar la estabilidad del sistema financiero local, aunque no impide el uso de activos digitales por parte de particulares o empresas fuera de dicho sistema.
A pesar de estas restricciones, algunos actores privados han impulsado la adopción. Uno de los casos más visibles es el del empresario Ricardo Salinas Pliego, quien ha manifestado públicamente su apoyo al uso de Bitcoin. Algunas de sus empresas ya permiten el uso de esta criptomoneda como medio de pago, y ha señalado la posibilidad de que su banco integre esta modalidad en el futuro.
En la región, otros países como El Salvador han implementado políticas más agresivas en materia de adopción, incluyendo la declaración del Bitcoin como moneda de curso legal. Estas iniciativas han generado debate en organismos multilaterales, expertos financieros y comunidades técnicas sobre sus implicancias económicas, sociales y regulatorias.
El uso y regulación de criptomonedas en América Latina presenta diferencias significativas entre países, aunque en términos generales, la región ha mostrado un crecimiento sostenido en la adopción de estos activos digitales, tanto por parte de individuos como de empresas. Factores como la inflación, el acceso limitado a servicios financieros tradicionales y el uso extendido de tecnologías móviles han impulsado el interés por las criptomonedas como alternativa de resguardo y transacción.
Argentina se destaca como uno de los países con mayor adopción de criptomonedas en la región. La alta inflación y las restricciones cambiarias han llevado a muchas personas a utilizar activos digitales como una forma de preservar el valor de sus ingresos o realizar operaciones en divisas extranjeras. Aunque no existe una regulación integral sobre el uso de criptomonedas, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha emitido advertencias sobre los riesgos asociados, y en mayo de 2023 prohibió a las billeteras virtuales operar con criptoactivos si participan del sistema de pagos bancarizado. A pesar de estas limitaciones, empresas y plataformas continúan ofreciendo servicios de compraventa y custodia de criptomonedas, mientras que sectores como el agro, el turismo y el comercio minorista exploran su uso como medio de pago.