Las políticas en favor de la diversidad y la igualdad están dejando de tener espacio en las empresas de Estados Unidos, tendencia que se había instaurado con el gobierno del demócrata Joe Biden y que los CEOs habían decidido llevar al ámbito privado. Sin embargo, con el advenimiento nuevamente de movimientos de derecha más radicalizados y el triunfo de Donald Trump, que asumió nuevamente como presidente, se produjo un viraje en el establishment.
La política económica que marcará el segundo mandato de Trump tendrá un fuerte eje en el proteccionismo, que se implementará, por ejemplo, con la suba de aranceles a China, pero también tendrá un eje más ideológico: tratar de erradicar la agenda «woke», que en Argentina podríamos definir como «progresista». De hecho, el CEO de Tesla, ahora un trumpista emergente, Elon Musk, es uno de los principales adversarios este tipo de agendas.
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Los primeros «síntomas» del viraje trumpista
En este marco, de un pronto cambio institucional, las empresas ya comenzaron su viraje ideológico. Uno de los casos más llamativos fue el de Disney, cuando su CEO, Bob Iger, declaró que la compañía cambiará su enfoque hacia el entretenimiento, y se alejará de las agendas políticas y sociales que polarizaron a su audiencia. Durante una reunión con inversores, destacó que «nuestra prioridad debe ser entretener, no promover agendas».
Este no es un hecho aislado. Walmart, considerado la mayor empresa de hipermercados del mundo, ya que posee una plantilla de más de 2 millones de empleados alrededor de la Tierra, anunció que pondrá un freno a sus políticas de diversidad, equidad e inclusión, conocidas como DEI. No solo implica que dejará de tener en cuenta factores de diversidad a la hora de contratar personal, sino que también dejará de lado su participación en eventos claves que lo promuevan.
Empresas como Ford, Boeing y Lowe’s habían tomado medidas similares en 2024 y, en los últimos tiempos, se sumaron empresas como Mc Donald´s o Meta. En la compañía que dirige Mark Zuckerberg, ahora argumentaron que la prioridad es contratar a los empleados «más talentosos» sin considerar características protegidas, como raza o género, de acuerdo con las declaraciones de los líderes de la compañía.
Este cambio de paradigma, ¿llegó para quedarse?
Para el politólogo, docente e investigador Julio Burdman esta tendencia va a continuar. En charla con este medio opinó que «hay una lógica que está alcanzando a varias empresas, como las que dirigen Mark Zuckerberg, Elon Musk, y Jeff Bezos es que Donald Trump defiende a estas empresas en el mercado mundial de telecomunicaciones, o sea, compiten con China y corren el riesgo de ser desplazadas».
Por eso, para este experto, a la cruzada de competencias con el gigante asiático, donde Trump propone «defender el rol de las empresas estadounidenses en el mundo», también se le suma la tendencia de oponerse al «wokismo», y al globalismo. Paralelamente, estas empresas ven que la nueva derecha es «cada vez más popular y más aceptada», en contra de una agenda progresista, «cada vez más impopular». Por ende, eso le suma motivos para acercarse a esta corriente.
Liberalismo, menos presiones, y ¿más libertad?
«En los últimos años, se impuso un discurso, en el cual, por ejemplo, se promovió la cuota de género, que resultó que no funcionaba, entonces, yo creo que hay que tomar a la persona correcta para el puesto correcto, porque no todo el mundo sirve para todos los puestos», le dijo a Ámbito, Mariano Sardans, CEO de FDI. Al respecto mencionó que, en algunos países de Latinoamérica, por estas políticas, las empresas pierden mucho dinero o tiene un costo de oportunidad muy grande.
«Cuando hablamos de las multinacionales, son los directorios los que eligen el rumbo, que tienen dentro directores con diferentes ideologías, y tendencias. No todo es izquierda y derecha, porque cada empresa apunta donde cree que es conveniente y que coincide con los valores donde cree que puede capitalizar más esa idea. Acá tiene que ver con un tema de la libertad, ya sea desde el punto de vista ideológico o desde el que cree que es un negocio, porque, por ejemplo, hay gente que es de derecha y apunta al segmento de izquierda o viceversa«, cerró Sardans.