Un terreno dividido en dos casas y un tercer departamento en un segundo piso. Ahí, según contó Narcisa Martínez (62) a Clarín, vivían doce personas. Abuelos, hijos, nietos y bisnietos, las cuatro generaciones. Narcisa es la cabeza de la familia y el miércoles vio cómo un avión privado —que venía de Punta del Este, Uruguay— despistó y se estrelló contra el frente de la propiedad en San Fernando, en el norte del Gran Buenos Aires. Ella y sus nietos lograron salvar su vida porque vieron las extrañas maniobras de la aeronave antes de la tragedia.
Su casa fue demolida este jueves por «peligro de derrumbe». Vecinos del barrio afectado comentaron a Clarín que el trabajo de demolición se hizo de forma pausada para no comprometer en el proceso a las construcciones aledañas.
La familia de Narcisa duerme desde la noche del miércoles en un refugio brindado por la Municipalidad de San Fernando. Se trata del Club La Unión, ubicado a pocas cuadras del lugar donde vivían, en el barrio Aviación.
Un espacio «con todas las comodidades que podrían tener en su casa»: salón, duchas y cocina. Les hicieron llegar colchones, ventiladores, mercadería, ropa y zapatillas.
Además, esta tarde se realizó la remoción de los restos del avión que impactó sobre las calles Charlín y José Terry, a escasos metros del perímetro alambrado del Aeropuerto Internacional de San Fernando (SADF). Se trataba de un Bombardier Challenger BD-100-1A10 matrícula LV-GOK.
El trabajo se hizo por etapas: primero sacaron la cola, en segunda instancia la parte en donde estaban los hierros fundidos (en la mitad del avión), y por último se trabajó en la remoción de la cabina (en donde se encontraron los cuerpos del piloto y el copiloto). Esa fue la zona que menos daños recibió luego del impacto en tierra.
Los restos del avión privado pasaron a custodiarse dentro de un hangar del aeropuerto, a disposición de la Justicia Federal para futuras pericias, pruebas y análisis de lo que ocurrió.
Desde la Municipalidad confirmaron, además, que hubo un solo automóvil dañado, un Fiat Siena, el mismo que se observaba cerca de los restos del avión. No recibieron reclamos de otros casos por el momento.
Algunos de los vecinos del barrio Aviación recibieron suministro eléctrico recién a las 20.30 del miércoles, luego de pasar varias horas sin luz. Esta tarde muchos seguían viendo camiones de Edenor pasar por las cuadras de las casas cercanas a la catástrofe.
Durante buena parte del día estuvo presente en la cuadra afectada personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y de Protección Ciudadana de San Fernando. Como también algunos integrantes de la familia Martínez.
La hipótesis de «la falla humana»
El avión pertenecía a la familia Brito, dueños del Banco Macro (Jorge Pablo Brito también es presidente de River Plate), y que retornaba de un vuelo a Punta de Este, en donde bajaron todos los pasajeros. Solo quedaban adentro el piloto y el copiloto: Martín Fernández Loza (46) y Agustín Orforte (35).
En el informe preliminar de la autopsia de los pilotos, realizada por médicos de la Policía Federal Argentina (PFA), se estableció que la causa de muerte de los dos fue por asfixia, debido a la acumulación de monóxido de carbono que hubo en la cabina.
En cuanto a las causas de la tragedia, la hipótesis que se impuso por estas horas fue la del «error humano». El accidente es investigado por la Junta de Seguridad en el Transporte (JST), que se tomará 30 días para recopilar la información técnica y determinar las causas del siniestro.
«Durante el aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de San Fernando (SADF), la aeronave con matrícula LV-GOK tuvo una excursión de pista, deteniéndose fuera del predio del aeropuerto», se indicó en un informe oficial.
La clave estará en ver qué arroja el análisis de la caja negra, un dispositivo crucial en la investigación de accidentes aéreos, ya que graba los datos de vuelo y las voces de la cabina. A cargo del caso está la jueza federal Sandra Arroyo Salgado.