A lo largo de su vida, el ex primer ministro británico Winston Churchill publicó más de seis millones de palabras, más que Charles Dickens y William Shakespeare juntos. Parte de ese pensamiento y de su rol durante la Segunda Guerra Mundial aparecen de forma vívida en Churchill y la guerra, que se puede ver en Netflix.
La miniserie documental, que tiene cuatro episodios de una hora, está construida en base a imágenes reales filmadas durante la Segunda Guerra Mundial. Ese archivo fue restaurado y coloreado con tecnología de imagen digital. Además, se complementa con entrevistas a historiadores, biógrafos, familiares y figuras de la política internacional, como Boris Johnson, ex primer ministro del Reino Unido, y el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush.
El punto de partida de la serie es el ascenso de Churchill de soldado a primer ministro en el contexto de la amenaza expansiva de los nazis. A partir de ese momento, el realizador Malcolm Venville intenta contar no sólo la complejidad de un personaje histórico, dueño de una personalidad fascinante, sino también las estrategias militares y las consecuencias de sus decisiones.
Además de los archivos y las entrevistas, el director pone en escenas algunas dramatizaciones de reuniones cruciales en la historia, como los llamados y encuentros con Franklin D. Roosevelt, presidente de los Estados Unidos.
La serie resulta atractiva cada vez que Malcolm Venville baja del trono al líder inglés. En las imágenes, aparece como el gran estadista, como el hombre clave para involucrar a los Estados Unidos durante la Segunda Guerra y como un experto en el uso de la comunicación para consolidar su liderazgo.
Pero también -y quizá en ese pero esté lo más interesante de la serie- como un ególatra insoportable, un oportunista y un bravucón. Alguien que entendía de política, de relaciones públicas y de diplomacia, pero también de la construcción de un personaje como fue él, con sombrero, el puro pegado en la boca y una voz inspiradora.
Alguien tan icónico que quedó inmortalizado, entre otras cosas, por aquella frase pronunciada en un discurso y que hoy seguimos usando: “No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.
En tiempos de tantas producciones seriadas, de tanta matriz productiva idéntica, Churchill y la guerra se da el tiempo para contar no sólo la vida de Churchill sino también el entramado de la Segunda Guerra Mundial y las decisiones morales que se toman durante un conflicto bélico que afecta la vida de millones de personas.
Quizá, en algunos momentos, el realizador Malcolm Venville abusa del recurso de las escenas recreadas, con un Churchill pensativo que se repite una y otra vez; ese subrayado resulta innecesario porque la serie ya muestra cabalmente la complejidad de su tarea. Ese recurso no opaca los episodios que, aunque carezcan de destrezas artísticas o grandes hallazgos, logran construir un documental sólido sobre un líder. Y sobre las vicisitudes de ejercer ese liderazgo en tiempos difíciles.
Ficha
Calificación: Buena.
Documental Protagonistas: Christian McKay, Langley Kirkwood y Martin Munro Creador: Malcolm Venville Emisión: Cuatro episodios de una hora, en Netflix.