El ruso Daniil Medvedev (N°5 del mundo) necesitó dos horas y 45 minutos para derrotar al italiano Matteo Arnaldi (N°36) por 5-7, 6-4 y 6-4 y clasificarse este domingo para la tercera ronda del Masters 1000 de Shanghái.
El antiguo N.1, que aún no ganó títulos esta temporada, disputará los octavos de final del torneo chino contra el vencedor del partido que entre el griego Stefanos Tsitsipas y el francés Alexandre Müller.
Medvedev rompió de entrada el servicio del rival, pero el italiano le hizo dos quiebres y tomo ventaja para apuntarse el primer set. El ruso, de 28 años, recibió dos faltas antideportivas y un punto de penalización tras una acalorada disputa con el juez de silla, pero logró centrarse en su juego para dar la vuelta al marcador ante un joven rival, de 23 años, al que había vencido en las cuatro ocasiones en las que se habían enfrentado anteriormente.
«Tengo la sensación de que probablemente en el primer set fui mejor. Los otros dos sets estuvieron más igualados, e incluso puede que él haya estado un poco mejor, pero por eso el tenis es un deporte loco, puedes ganar cuando no lo esperás y perder cuando esperas ganar», explicó el ruso tras el partido.
Locura y gesto antideportivo de Medvedev
Como ya hizo tras su debut en Shanghái, Medvedev criticó de nuevo las pelotas usadas en este torneo, que «favorecen a aquellos que pueden generar potencia a partir de bolas ‘muertas'», es decir, a jugadores tipo Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, aunque precisó que éstos «son los mejores jugadores del mundo y lo seguirán siendo con otras bolas».
A modo de protesta, llegó a pasar una pelota por su cola durante un punto, un gesto que no pasó desapercibido ni entre los asistentes ni entre los oficiales del partido. De esa acción vinieron las advertencias del juez de silla que decantaron en la pérdida de un punto.
Al finalizar el match aprovechó la tradicional firma en la cámara, un clásico en los torneos más importantes del circuito, para enviar un mensaje directo a la organización del torneo. “Buenas pelotas”, escribió remarcando su insatisfacción con el material empleado.